Bravura del Norte, Alma del Sur

Inspirado en la canción “Viento del Norte” de Nando Agüeros
Sigo encontrando canciones que me atraviesan hasta las raíces más profundas del corazón. Canciones que no tienen nada que ver conmigo… pero lo tienen todo que ver.
Eso me pasa con Viento del Norte. No soy de esas tierras, no crecí en montañas, no tengo historia personal con Cantabria, pero cada vez que la escucho, algo dentro de mí se estremece. Es como si me hablara un eco antiguo, una memoria que no sé de dónde viene pero que me sacude el alma.
Descubrí esta canción hace años en una versión que todavía me eriza la piel: The Cleaves, dos jóvenes británicos que no hablan español, tocando solo con un violín y un instrumento de cuerdas. Cantan con tanta intención, con tanta emoción, que pareciera que la canción los eligió a ellos para darle vida.
A partir de ahí, me fui enredando en la historia de Viento del Norte y su autor, Nando Agüeros. No es un poeta en el sentido estricto, pero para mí esta canción es puro poema. Un poema que sin querer se volvió himno. Vi videos de cómo en cada pueblo la gente la aprendía, cómo algunos querían hacerla suya, cómo hasta artistas famosos buscaban sumarse a la voz de un pueblo entero que sentía que esta canción les pertenecía.
Y aquí estoy yo, con nada que ver con esas montañas ni con ese mar bravo, pero sintiéndome parte de esa fuerza. Siempre he vivido en grandes ciudades, en planicies y junto a mares tranquilos. Pero si me preguntas qué me conmueve hasta las lágrimas, la respuesta es siempre la misma: las montañas.
No sé de dónde viene esa añoranza tan profunda, pero ahí está. Y mientras escribo esto, me doy cuenta de algo más: la gaita.
Ese sonido agudo, vibrante, que me deja sin habla cada vez que lo escucho… tal vez no es casualidad. Mi abuelo paterno era de sangre escocesa, quizás de segunda generación. Mi abuela paterna era inglesa, también tal vez en segunda generación. Mi padre nació en California, Estados Unidos, donde las montañas son parte del paisaje.
Quizás por eso, cuando suenan esas notas, me tiemblan las emociones. Quizás por eso, cuando escucho esta canción, siento que mi alma se conecta con algo que no puedo explicar.
“Quiero saltar desde la rama de un roble…”
¿Qué es esta frase que me golpea tan fuerte? ¿Qué es esta bravura que siento en el pecho cada vez que la escucho?
Volví a encontrar esta canción hoy. Y hoy, otra vez, me estremece.
La guardo aquí, en Sonidos de mi transformación, porque siempre vuelvo a ella. Porque sigue despertando en mí esa emoción que no sé de dónde viene, pero que está ahí, viva, intensa, imposible de ignorar.
Te dejo la letra y las versiones. Escúchala. Y dime si no sientes también el viento del norte en el alma.