Historias del Ocaso: Entre la Fe, el Absurdo y una Mirada que No Encaja

Desde aquí, desde este rincón que no pertenece a nadie, observo. No soy una de ellas, pero tampoco soy ajena. No encajo en los rezos ni en las normas, no soy monja ,ni Dorada (como se les dice a las señoras que viven aquí), no soy cuidadora ni empleada. Soy un par de ojos que se desliza por las rendijas de este mundo cerrado, donde la fe convive con la ironía y la solemnidad choca con lo absurdo.
Este es un lugar donde las historias se cuentan en voz baja y las anécdotas se ocultan tras paredes con oídos. Un sitio donde se reza por la paciencia, pero se compite por la mejor silla en la capilla. Donde la espiritualidad es un uniforme que algunas llevan bien puesto y otras solo se acomodan cuando les conviene.
Aquí, donde las paredes son altas y la rutina marca el ritmo de los días, mi madre y yo recordamos, reconstruimos, rescatamos lo que merece ser contado. Nos reímos del sinsentido, porque es la única manera de seguir. Nos aferramos a estas historias para no quedarnos atrapadas en ellas. Porque yo no debería estar aquí, pero aquí estoy. No como una sombra, pero tampoco como parte del todo. Soy una mirada que se desliza entre la fe y la contradicción, entre lo que se dice y lo que realmente sucede.
Las señoras rezan, pelean, se disfrazan, buscan amor, buscan compañía o simplemente buscan un poco de paz. Las cuidadoras susurran historias de amores prohibidos y enredos laborales. Las monjas dicen ser místicas, pero a veces su actitud dice otra cosa. El padrecito da misa cuando se acuerda, y mientras tanto, aquí las vidas se siguen entrelazando en un vaivén de recuerdos, quejas y carcajadas.
Aquí cada historia tiene un doble filo. Lo que parece sagrado, a veces es profundamente humano. Lo que parece solemne, a veces es ridículo. Lo que parece olvido, a veces es una memoria más viva que nunca.
Y yo sigo mirando. Desde el resquicio de la puerta, desde un huequito en la pared. Algunas no quisieran ser oídas, otras quisieran ser narradas. O tal vez ambas cosas al mismo tiempo.
Bienvenidos a este lugar donde la vida aún se cuenta, aunque a veces nadie quiera que la cuenten.
¿Listos para escuchar lo que nadie se atreve a decir en voz alta?

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