Desiderata : Notas de una amistad entrañable

La canción “Desiderata” está profundamente ligada a mis recuerdos de juventud. No es una simple pieza musical, es un eco de una etapa que marcó mi vida. La versión en la que Jorge Lavat recita sobre un fondo en inglés le da un aire solemne y reflexivo que, hasta hoy, sigue resonando en mi memoria.
“Desiderata” me recuerda mucho a Toño, mi amigo, mi primer amor platónico. Yo vivía en una isla en mi adolescencia y él era mayor que yo. Era el novio de mi mejor amiga y el chico ideal para cualquiera: buen hijo, sano, deportista, inteligente. Su madre había fallecido al darle a luz, así que se crió con su papá y la hija de la esposa de su padre, a quien consideraba su hermana.
Tuvimos una amistad muy cercana, como si fuéramos dos hermanos del alma. Un fin de año lo pasé en su casa con su hermana. Recuerdo bien esa noche porque él había organizado una fiesta en su sala, quitó todos los muebles y montó su equipo: un tocadiscos, bocinas, una esfera de luces. Tenía ese pequeño negocio de hacer fiestas con su equipo de sonido. Pero lo que más me marcó de esa noche no fue la fiesta, sino lo que pasó después.
Cuando la fiesta terminó, nos quedamos los tres, su hermana, él y yo, en la mesa. Quedaba un frijol refrito en forma de pescado que nadie había tocado, y entre bromas, comenzamos una competencia: a ver quién podía comer más. Su hermana nos observaba con preocupación porque ellos tenían una farmacia y sabía que un exceso podía hacernos mal. El frijol refrito es denso, pesado, y en la madrugada podría causarnos una indigestíón fuerte. Nos traía agua mineral para ayudarnos a digerirlo mientras nosotros seguíamos con la absurda disputa.
Lo que no sabíamos en ese momento es que cada plato donde servimos el frijol refrito contenía kilo y medio de frijol ya reducido. Parecía un plato sencillo, pero en realidad era una cantidad impresionante de comida. Eso explica por qué su hermana nos miraba con más preocupación que diversión; ella entendía que podría pasarnos factura en la madrugada.
Yo creo que su hermana le dijo que me dejara ganar, porque al final, contra todo pronóstico, yo gané. Como premio, Toño me dio un disco de 45 revoluciones, con la canción “Desiderata” en ambos lados , en un lado la versión original solo con el canto en inglés y el otro esta versión con la fabulosa voz de Jorge Lavat. Pero no fue un simple regalo. Me hizo sentarme a escucharlo varias veces, asegurándose de que entendiera que era algo especial, algo que no debía tomar a la ligera. No conservo ese disco, aunque lo guarde por muchos años, pero el momento quedó grabado en mi alma.
A los 18 años, Toño falleció. Subió unas escaleras metálicas regresando de la playa y, en el tercer escalón, recibió una descarga eléctrica. Cayó de espaldas y se golpeó la nuca. Nunca supimos qué quiso decir al final, porque el golpe le bloqueó el habla. No se recuperó y, pocos días después, falleció en el hospital. Yo ya no estaba en la isla cuando me enteré.
Fue mi primera gran pérdida. Toño era el chico estrella, el que todos querían, el que me enseñó a arreglar mi bicicleta, el que me entendía. También me enseñó algo que jamás olvidaré: la dignidad. Una vez, organizamos una fiesta con su equipo de sonido y nos quedamos limpiando el espacio que habíamos rentado. Mientras dábamos los últimos toques, yo me puse de rodillas limpiar un rincón con el trapeador, y Toño, con firmeza, me levantó y me dijo: “Jamás te hinques”. Esa frase se me quedó grabada para siempre.
Siempre creí que Toño estaba destinado a brillar y lo hizo, aunque su luz se apagó demasiado pronto.
Cada vez que escucho “Desiderata”, siento que, de alguna manera, Toño sigue aquí. “Tú eres una criatura del universo, no menos que las plantas y las estrellas; tienes derecho a existir”… esas palabras siempre me llevan de regreso a ese tiempo, a esa isla, a mi amigo.
Y tu conocías este poema, la canción en ingles o la fabulosa versión hablada en español?
Te recuerda algo, como me pasa a mi?
Desiderata poema de Max Ehrmann
El poema que inspiro la cancion original y la maravillosa version del declamador mexicano Jorge Lavat .
Una hermosa impresion del texto en varios formatos a escoger para tener siempre presente su sabiduria